Literariamente hablando, La Gardenia de los Alcázares es un libro que no encaja en una categoría preestablecida. Pasa sin temor de un relato a una crónica, salta de un cuento corto a un artículo largo, no es una novela pero se atreve a tener epílogo, mejor, dos epílogos; por momentos parece un poema y luego una diatriba. Quiere ser un ensayo, pero al final es una sátira. Puede hacer reír o llorar, pero definitivamente es una obra de ficción. Los personajes, incidentes, documentos y episodios de la realidad, presente o pasada, se usan aquí de forma novelada y con las imaginaciones propias de la imaginación literaria. El lector que quiera encontrar en este libro coincidencias con la vida real lo hará bajo su propia responsabilidad.